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La indumentaria como símbolo de estatus, jerarquía e identidad

Vestirse, para algunos, es algo más que ir a la moda. Es una forma de expresión y un sello de identidad. La mayoría de las veces juzgamos a las personas por cómo van vestidas. Y esto ocurre en todas las culturas, desde las más primitivas hasta las más contemporáneas.

Desde la antigüedad la indumentaria se ha constituido como un elemento de comunicación y distinción. En las civilizaciones egipcias, griegas y mesopotámicas se podía identificar fácilmente quien pertenecía a la clase social dominante y quien a la obrera. El vestuario elaborado con tejidos nobles eran sinónimo de estatus, pero quienes realmente marcaban las diferencias jerárquicas eran las joyas. Este mismo patrón regía en la Edad Media y en los primeros siglos de la Edad Moderna.

Si bien la historia de la indumentaria es muy interesante, no es mi objetivo profundizar en ella. Así que en este post, hablaré de la indumentaria de una cultura que me apasiona por su carácter simbólico y por el protocolo que subyace en la utilización de la misma: La Cultura Indígena.

Aunque suene paradójico hay cosas que están escritas el ADN del ser humano y la supremacía es una de ellas. Y está claro que en el devenir de los tiempos, esta se ha reflejado en el atuendo. Tan es así, que a pesar de no tener contacto alguno con el Viejo Mundo; el Nuevo aplicaba la misma regla de distinción social a través de la indumentaria.

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En Centro América, por ejemplo, el indio común en la cultura azteca solía ir desnudo y descalzo, hasta que adquiría cierto estatus social. Sin embargo, cuando realizaban largos trayectos, vestían taparrabos y el tilmantli, una especie de manto o poncho que se ataba por encima del hombro; el cual elaboraban con fibras de maguey para las zonas más templadas y de algodón para las más frías. Cuando alcanzaba una mayor importancia social usaban, para los viajes, sandalias elaboradas en piel de animal o fibra de maguey, porque las de oro eran de uso exclusivo de la figura política principal: el Tlatoani (orador-mandatario). El tilmantli también evidenciaba su nueva condición, puesto que dejaba de ser una simple pieza rectangular y se convierte en un manto decorado con exquisitos adornos. (Von Hagen, 1964, p. 33)

En América del Sur la relación indumentaria-estatus-jerarquía se llevaba a cabo con la misma rigurosidad que sus hermanos del Centro. No obstante, las joyas o abalorios daban poder a quienes las poseían. El uso de pectorales, narigueras y brazaletes en la cultura tairona (tribu que ocupaba las zonas altas de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia) definían los rangos de los jefes militares y la hegemonía del cacique.

En la actualidad, los indios americanos conservan la herencia cultural y territorial de sus ancestros. Pero no utilizan su indumentaria para establecer diferencias sociales. Todo lo contrario, es un símbolo de igualdad y de reafirmación de su identidad. Es una forma de comunicarle al resto del mundo que son únicos y que se sienten orgullosos de sus orígenes.

En algunas comunidades indígenas como los Koguis y los Arhuacos, dos etnias asentadas en la Sierra Nevada de Santa Marta, vestirse deja de ser un acto cotidiano y se convierte en un ritual que exige un estricto protocolo supervisado por la autoridad tradicional (Mamo), quien además se encarga de que este se realice tal como lo establecen las tradiciones.

Para el indio serrano, sus prendas de vestir marcan el inicio o el final de una etapa en su ciclo vital, pero también comunica y confirma su nuevo estado a la comunidad. Es tan importante su atuendo que su elaboración implica un proceso en el que participan tanto el hombre como la mujer. Ella hila las fibras de fique para tejer las mochilas y el algodón que utilizará el hombre para confeccionar tanto su atuendo como el de su mujer e hijos. Para llevar a cabo esta actividad se vale de un instrumento que fabrica él mismo: El “telar”, que consiste en un marco rectangular elaborado con maderos fuertes reforzados con dos varas diagonales puestas en cruz. Estas seis partes están amarradas con cuerdas en sus uniones.

El telar es algo más que una rudimentaria herramienta de confección. En todos los templos koguis hay un telar que es utilizado en largas jornadas de reflexión y ayuno.

Fuente: Zhigoneshi, Revista No. 10

Según los Kogi "vivir es pensar" y el acto de hilar se compara con el proceso del pensamiento humano, con la meditación que debe ir por "un hilo". Hilar es una actividad solitaria. Los kogis dicen: Cuando uno está hilando, uno piensa. Así sentado, torciendo el hilo sobre el muslo, uno piensa mucho: en el trabajo, en la familia, en la gente –todo. Luego al sentarse la persona frente al telar estos pensamientos se entretejen en una tela y esta tela es la vida; el vestido que lleva el kogi es su vida. Solamente uno mismo teje la tela de su vida ". (Reichel- Dolmatoff, 1975, p.222)

Esta es la filosofía indígena, donde vestirse deja de ser una "acción" y se convierte en una "formación". Y En el próximo post: "Indumentaria kogui y arhuaca: simbología y protocolo".

Fuentes:

Reichel-Dolmatoff, G. (1975). Templos kogui, introducción al simbolismo y a la astronomia del espacio sagrado. Revista Colombiana de Antropología, 19, 199-245. Obtenido de www.incah.gov

Serpa Navarro, Y. 2014. Ceremonial del ciclo vital de las etnias kogui y arhuaca de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia. Manuscrito no publicado.

Von Hagen, V. 1964. Los reinos americanos del sol. Editorial Labor S.A., Barcelona.

Zhigoneshi, Centro de comunicación indígena. (2010). Los Kankuamos ya tienen su canal. Zhigoneshi No. 10, 21-24. Obtenido de www.corazóndelmundo.co

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